El vehículo eléctrico (VE), a día de hoy, tiene un precio más caro que su equivalente térmico, incluso con las ayudas del gobierno, como el plan MOVES III (con una dotación presupuestaria de 400 millones de euros ampliables hasta 800) y que incluye subvención a la instalación de cargadores de VE para particulares.
Por ello, el comprador potencial debería contemplar un escenario de uso lógico para el vehículo eléctrico, evaluando su compra y amortización. Siendo un usuario típico de ciudad con recorridos urbanos diarios (en los que hay penalización en combustible por paradas, aceleraciones, atascos…) y que instala un cargador en su domicilio el más interesante. Además, por el uso del VE obtendrá ventajas en aparcamiento regulado en grandes ciudades, acceso a zonas de bajas emisiones y bonificación del impuesto de rodaje.
La mecánica de los vehículos eléctricos se considera más sencilla que los de combustión, siendo los componentes principales de los cuales depende su funcionamiento: la batería (controlada por el BMS), el motor de tracción, el inversor junto con la electrónica de potencia y el cargador a bordo.
El VE permite un menor mantenimiento (ausencia de filtros, aceite, embrague, etc.), sin embargo se pueden producir averías para las cuales los fabricantes normalmente ofrecen una solución a base de sustitución de componentes, con lo cual la factura, fuera de garantía, resulta elevada (hay talleres independientes que ofrecen reparaciones alternativas, ver artículo carwow).
Sobre el consumo, podemos diferenciar las cifras a una velocidad de 50 km/h (9 a 10 kWh los más eficientes) hasta un consumo de unos (20 a 21 kWh) a velocidad de 120 km/h (fuente: MotorK).
Los componentes del peso y sobre todo la aerodinámica del vehículo son los más importantes para reducir el consumo, aunque otros puntos como la temperatura ambiental, el uso de la calefacción (es importante contar con una bomba de calor) y el estilo de conducción, con una gestión eficiente de la frenada regenerativa, permitirán ahorros principalmente en trayectos urbanos.
Los turismos que se comercializan hoy en día tienen baterías de más de 60 kWh de capacidad y permiten autonomías que, en circunstancias normales, están por encima de los 400 km por carga completa, llegando los modelos “long range” incluso a más de 600 km, siempre medidos en Europa según ciclo WLTP.
La evolución baterías ha permitido conseguir una mayor densidad energética, permitiendo un peso menor peso y mayor capacidad. También ha mejorado la velocidad de recarga de la batería, los ciclos que puede soportar y el tiempo que tarda en descargarse, a la vez que se reducen los costes de fabricación. En este sentido, las baterías de estado sólido, que se denominan de esta forma porque se usa litio sólido entre el ánodo y el cátodo, son la dirección hacia la que miran en un futuro los fabricantes.
Fuente: plataforma MEB - Škoda
Para viajar con ellos grandes distancias es necesario contar con los nuevos cargadores ultrarrápidos, que funcionan con potencias de hasta 350 kW. Con estos cargadores se puede recuperar la capacidad completa de la batería en 15 o 20 minutos, lo que supone casi igualar los tiempos de parada que actualmente se realizan para repostar con un coche de motor térmico.
La infraestructura de recarga es, por tanto, un punto crucial para viajar con seguridad y rapidez a través de la geografía nacional e internacional, con tecnología a bordo del vehículo que permite calcular rutas, tiempos de parada y optimizar el trayecto. Esto permite acabar con la “ansiedad por la recarga" (range anxiety). Aún más teniendo en cuenta las recomendaciones de la DGT “Interrumpe siempre la conducción cada 2h o cada 200 km. Estas pausas serán de, al menos, 20-30 minutos”.
La tecnología de los cargadores avanza rápidamente, permitiendo superar los 400 V que se tenían como estándar, puesto que si se dobla el voltaje hasta los 800 V, el tiempo de recarga para lograr 400 kilómetros de autonomía puede reducirse prácticamente a la mitad (entre 15 y 20 minutos) sin variar el conector (típicamente CCS Combo).
Imagen: pérdidas de potencia en la carga de 400 y 800 V en coches eléctricos / AMS.
Sin embargo, además de las características del cargador, es fundamental el factor vehículo (una temperatura adecuada de la batería y el nivel de carga son puntos a considerar). Se puede consultar en la siguiente tabla la velocidad de recarga de distintos modelos de turismo eléctrico (AUVE). https://drive.google.com/file/d/1wMaxd8XMvu3Xinxdg6EWwBVK2TU10Dy7/view
Hay varias redes de cargadores desplegadas en Europa y en nuestro país, teniendo un precio típico de recarga rápida (igual o superior a 50kW) de 0,40€ por kWh. Hay una buena interoperabilidad entre estas redes, por lo que un vehículo podrá cargar en cualquier punto de recarga. Una noticia reciente en este sentido es la apertura de Tesla de su red de recarga a vehículos de otras marcas.
Sobre la experiencia con las recargas, hay una interesante encuesta de usuarios de vehículo eléctrico sobre puntos de recarga rápida (AUVE) https://www.auve.org/wp/wp-content/uploads/2019/07/Resultados-encuesta-TFG.pdf
Hasta aquí hemos repasado qué características de los vehículos eléctricos son interesantes de cara a su compra y uso, qué ventajas aportan y las posibles contrapartidas; incidiendo en la infraestructura de recarga, puesto que no siempre será posible la recarga en el domicilio (mucho más ventajosa).
Cada particular deberá evaluar su situación de cara a dar el salto a un vehículo eléctrico, teniendo en cuenta que con la apuesta de los fabricantes y las administraciones, esta transición hacia la electrificación de la automoción se percibe como inevitable, siendo la adopción en España bastante baja en comparación con sus vecinos europeos y con una infraestructura de recarga todavía insuficiente.
En el próximo artículo hablaremos sobre las infraestructuras de recarga y con este artículo cerraremos este mes dedicado a los vehículos eléctricos y sus infraestructuras de recarga.