Desde Hincado Directo agradecemos a Arram Consultores la oportunidad ofrecida de poder compartir con vosotros nuestro punto de vista sobre el hincado como solución de cimentación para las estructuras fotovoltaicas.
Como no podía ser de otra manera, empezaremos por el principio. Los orígenes de las cimentaciones en las plantas fotovoltaicas nada tienen que ver con la actualidad. Allá por el 2006, el tipo de estructura más popular era bien estructura fija o bien seguidor solar a dos ejes. Ambas soluciones de estructura se diseñaban con unas gigantescas cimentaciones de hormigón que además de ser costosas en su instalación, con toda seguridad no será nada fácil su retirada y reciclaje.
Unos años más tarde, la tendencia en cuanto a estructuras pasó del seguidor de dos ejes al de un solo eje, de uno o dos módulos en vertical, siendo en la actualidad junto con la estructura fija las opciones más populares, esta última también más común en dos módulos en vertical para un mejor aprovechamiento y rendimiento.
Al igual que en el diseño de la estructura existió una evolución, en las cimentaciones no podía ser menos y empezó a popularizarse el hincado de los postes, quizás con cierta inspiración en la instalación de biondas de carreteras, comúnmente conocidas como quitamiedos.
Con la creciente proliferación del hincado de los perfiles, se adoptaron diferentes soluciones para adaptar estas cimentaciones a cada tipo de terreno, para lo cual se tenía que hacer anteriormente a la construcción del parque, unas pruebas de tiro (Pull Out Test) para determinar el tipo de cimentación y la profundidad de hincado, a partir de la resistencia que oponían los perfiles al tiro horizontal (cortante) y vertical (tracción-compresión).
Las diferentes alternativas de cimentación con hincado se podrían resumir en tres:
- Hincado Directo: Consiste en el hincado del perfil directamente sobre el terreno. Usado para terrenos de dureza blanda-media. Profundidades entre 1,5 m y 3,5 m
- Pretaladro + Hincado: Cuando un terreno algo más duro que los anteriores ofrece resistencia al hincado y se produce un rechazo en el intento de hincado se opta por esta segunda opción, realizando un pretaladro en el terreno, de diámetro aproximado de un 80% del ancho del perfil para que las paredes ofrezcan suficiente resistencia, pero permitan que el perfil penetre en el terreno. El material sobrante de la perforación se mantendrá en el taladro realizado, actuando este como compactante. Usado en terrenos de dureza media – dura. Permite reducir la profundidad de hincado.
- Pretaladro + Compactación + Hincado: Técnica usada para terrenos duros y muy duros, rocosos de composición habitualmente granítica que no permiten un pretaladro con diámetro inferior al ancho del perfil. Consiste en realizar un pretaladro con diámetro superior al ancho del perfil e ir compactando por capas el material sobrante del taladro o incluso en ocasiones mezclado con mortero para un mayor agarre y compactación. Menos común y muy costoso tanto económicamente como en tiempo, siendo incluso más viable el micropilotaje en muchas ocasiones, dependiendo del tamaño de la planta, cercanía a plantas de hormigón, etc.
Para concluir este primer capítulo del hincado de perfiles, cabe destacar que una correcta ejecución y calidad desde el inicio aun siendo más lenta, será más económica y eficiente que otra más rápida y de peor calidad, lo cual conllevará retrabajos, extracostes y retrasos, los mayores enemigos en la construcción de proyectos.
Hay muchas variables que pueden afectar a la ejecución del hincado como el tipo de máquina, frecuencia de golpeo, espesor y tipo de perfiles, calidad del acero, excavaciones o rellenos de la obra civil, etc. que pueden ser objeto de una larga charla que dejaremos para una siguiente entrega.